Hoy en día existe una gran preocupación acerca de la radiación provocada por antenas, dispositivos móviles, etc; sin embargo casi el 70% de la radiación que reciben las personas tienen un origen natural. La principal fuente de radiación que recibe un ser humano procede de la corteza terrestre, aquí se localiza el uranio que al descomponerse produce el gas radón. El radón es un gas noble muy volátil que emite isótopos sólidos y radioactivos que se adhieren a los pulmones provocando daños muy graves.
Según la Organización Mundial de la Salud «el riesgo de padecer cáncer de pulmón aumenta en un 16% con cada incremento de 100 Bq/m3 en la concentración media de radón». Este compuesto es tan peligroso porque durante su desintegración emite partículas radioactivas alfa. La dermis nos protege de estos elementos, pero durante la respiración, los inhalamos de manera involuntaria y provocan la radiación interna al entrar en contacto con el tejido epitelial.
Además, el radón se desintegra en Polonio y Plomo, elementos altamente radioactivos que se adhieren a aerosoles, polvo o partículas de agua que también llegan a nuestro sistema respiratorio y se fijan a sus tejidos.
La absorción de esta radiación provoca ionizaciones y excitaciones en las células: puede dañar directa e indirectamente el ADN y provocar mutaciones en el tejido pulmonar (recordemos que el cáncer es una división incontrolada de células mutadas).
Consecuencias del gas radón sobre la salud:

Cáncer de pulmón

Defectos genéticos hereditarios

Alteraciones en la sangre
La OMS estima que alrededor del 15% de los casos de cáncer de pulmón son ocasionados por la exposición a este gas en el interior de edificios y la primera causa de este tipo de cáncer en pacientes no fumadores. Además el radón está relacionado con otros tipos de cáncer, como cáncer de esófago y leucemia. Con lo cual, miles de muertes anuales en España son causa directa de la acción del gas radón.
La presencia del radón es silenciosa (al tratarse de un gas sin olor ni color) y sus efectos siempre aparecen a largo plazo (al cabo de años), por lo que es necesario esclarecer cuál es el riesgo real al que estamos expuestos en nuestro día a día realizar realizando una medición llevada a cabo por especialistas.